Impacto de las redes sociales en la familia

Estamos en la era digital que avanza sin freno, nuestras familias padres, abuelos, hijos, sobrinos etc., se ven en un mundo tecnológico que afecta dramáticamente las interacciones sociales.

Es inevitable en el mundo que vivimos debemos estar precavidos con la institución familiar que ha recibido el impacto de esta clase de las comunicaciones innovadoras, pero impersonales.

Antes se tenía el libro en la mesita de noche al lado de la cama, aunque algunos no cambian la lectura, hoy en día se ha cambiado por el móvil conectado a Facebook o a Twitter hasta que nos da sueño, ya las redes sociales se están convirtiendo en las formas de pasar el rato.

Muchas ventajas podemos mencionar de utilizar las redes sociales, ayudan a favorecer la participación y trabajo en equipo, permite participar en línea con la diversidad de proyectos en cualquier lugar, nos facilita la construcción de una identidad personal y/o virtual ya que los usuarios pueden compartir toda información  (pasatiempos, creencias, deportes, entre otros) con los cibernautas, facilitan las relaciones entre las personas, evitando choque de barreras culturales, facilitan la información en el momento debido con actualización inmediata, se obtiene aprendizaje integral fuera del aula de clases que permite poner en práctica los conocimientos adquiridos.

No debemos tener pánico al crecimiento tecnológico de las redes sociales, el ser humano busca cada día innovar para crecer, todas estas herramientas digitales son útiles para comunicar, son una creación maravillosa considerada la fuente infinita para ayudar al hombre.

Vivir en este siglo implica vivir la vida de una manera muy diferente a como se vivió en el pasado, y todo lo que nos trae la tecnología tiene aspectos buenos, como terribles. Actualmente es raro que alguien nazca, crezca y encuentre un empleo en el lugar donde lo hicieron sus ancestros. Las familias se desplazan por causa del empleo, y eso aparentemente podría alejarlos irremisiblemente. Pero afortunadamente tenemos a favor de la familia a las redes sociales, las cuales no sólo pueden ser sumamente frívolas y vanas, sino que tienen entre sus ventajas el ayudarnos a comunicarnos con familiares que están lejos y compartir fotos.

En este contexto, a comienzos de la década pasada, surgen las famosas “redes sociales”, un fenómeno aún en crecimiento, pero capaz de convertir asuntos aparentemente privados en colectivos y en ocasiones, multitudinarios, a tal grado que hoy muchas personas no pueden llegar a concebirse, sin el uso de ellas.

Por tal razón surge la gran pregunta ¿qué es una red social? Sencillamente es un conjunto de lazos entre diversas personas físicas o jurídicas que intercambian y comparten una misma información y de acceso público, bien sea a modo de intereses, preocupaciones, necesidades, diversiones o simples saludos.
Una red social no es un grupo de personas que se encuentran en un lugar, sino que se concentran y comunican virtualmente, movidos y motivados por un objetivo y siguiendo algunas normas.

Estas redes se han diversificado exageradamente, de tal forma que son muchas y variadas las opciones que brindan. Al hablar de redes sociales, inmediatamente se hace referencia a la comunicación, socialización y flujo de todo tipo de información, de organizaciones, sociedad y hasta los entes estatales, como hemos visto en el caso de algunos asuntos que tenían carácter privado por ser de interés nacional e internacional, para algunas naciones y que simple y sorpresivamente han quedado al descubierto.

La forma de realizar y desarrollar actividades laborales y del diario vivir se ha plasmado en una plataforma compleja, en la que intervienen muchos elementos influenciados por estas redes.

Pero entonces, ¿qué es lo que realmente está pasando con estos instrumentos virtuales? ¿Funcionan solo de manera positiva, o acaso ahí viene el problema, por el mal uso que se les da?

Hay que tener presente, que al usar estas herramientas sociales, nos exponemos a los riesgos, que estas tienen. Y uno de ellos y el más común es, el robo de identidad, problema al que se ven expuestos hasta los usuarios más cuidadosos. De ahí la importancia de saber utilizar este tipo de red y cuidarse de manera personal y también proteger a la familia y amigos.

Otro problema de las redes sociales es sin duda, la adicción que en la actualidad se tiene, ya que existe un constante deterioro de las relaciones personales en nuestro entorno, principalmente con la familia, porque tendemos a comunicarnos cada vez más por la computadora y el celular y no de manera personal.

Las consecuencias que genera la falta de comunicación verbal entre familiares es un daño irreparable, el hecho de tener un contacto visual con quienes estamos entablando una conversación, independientemente el tipo o tema que se está desarrollando, ya han quedado solo en el recuerdo.

Y qué decir del actuar de los hijos, la falta de control sobre ellos lleva a desconocer el rendimiento estudiantil, lo que gira en su entorno y a no conocer sus amistades, con quiénes se relacionan, lo que hacen y hacia dónde van, no se les esta vigilando como se debe, lo cual desencadena a posterior otro tipo de problemas sociales.

Tampoco se puede dejar de mencionar el efecto que estas redes provocan en las actividades laborales, hacen perder el tiempo, lo que provoca bajo rendimiento y poca productividad. Nunca antes se habían visto llamados de atención y recomendaciones por el excesivo uso del teléfono en las oficinas y centros de trabajo.

Nos queda claro entonces que el mal uso de estas redes está llevando a la sociedad a una calle sin salida, con pocas alternativas de recuperar el tiempo y relaciones perdidas.

La compulsión o el uso excesivo de las redes, puede radicar en un patrón dañino, que desemboca en interferencias en el tiempo familiar y tiempo de estudio; lo que provoca obstrucción y división en la familia, porque preferimos comunicarnos con el que está afuera y lejos, y no con los que viven con nosotros.

En este escenario, las redes pueden ser un enemigo del cotidiano compartir cara a cara entre padres, hijos y hermanos. El mismo santo padre, Benedicto XVI lo subrayó: “Es importante recordar siempre que el contacto virtual no puede y no debe sustituir el contacto humano directo, en todos los aspectos de nuestra vida”.

Concluyendo, no basta con identificar el gran problema, el deterioro de las relaciones personales en nuestro entorno, principalmente la familia a causa del mal uso de las redes sociales, debemos también buscar la solución.

Será entonces este el momento justo para hacer el llamado y reflexionar sobre lo que estamos haciendo con nuestras vidas, pero sobre todo lo que estamos haciendo a los seres que más amamos.